Además de dar ejemplo con nuestras acciones, hay otras oportunidades que se presentan en la cotidianidad para que los niños aprendan a construir vínculos, por ejemplo:

• Ayudar a los niños a ser empáticos y prosociales: Cada vez que estemos actuando de manera empática, podemos hablar de esto mientras lo hacemos para así mostrarle a los niños lo importante que es ayudar a otros y lo bien que nos sentimos cuando alguien nos ofrece su ayuda. Por ejemplo: «Veo que Juanito está triste… está llorando. Voy a pasarle su juguete preferido, creo que eso lo ayudará a sentirse mejor».
• Cuando se presentan conflictos entre los niños, los cuidadores podemos mediar estas situaciones observando, describiendo lo sucedido y las emociones de los involucrados. Además, es importante presentar alternativas para que ellos elijan la solución y enseñarles a pedir perdón y/o reparar cuando se hace daño a otro.
• Cuando los niños van a enfrentarse a situaciones en las que van a compartir con otros, es fundamental anticipar lo que va a suceder en el encuentro y lo que se espera de ellos en esa situación. Por ejemplo, hablar sobre la posibilidad de permitirle a su compañero escoger el juego durante un tiempo, explicándoselo de ante mano y tratando de garantizar equidad en la actividad. En cumpleaños o eventos sociales explicar quién es el homenajeado y anticipar las situaciones que pueden presentarse en ese evento: entrega de regalo, espera de turnos, solo el cumpleañero sopla la vela, sorpresas diferentes, entre otros.
• Cuando vamos a seleccionar ropa o juguetes para regalar a quienes lo necesitan, es clave que los niños sean partícipes de esto para promover la sensibilización ante las necesidades de otros. Además, en la media en la que puedan hacer elecciones sobre qué regalar, fomentamos su autonomía sin que sea una imposición.
• No forzar situaciones amistosas: No es necesario dar besos y abrazos a todas las personas, aun cuando los padres pueden tener afecto especial hacia éstas; el amor no se impone y a veces no hay afinidad entre los niños y estas personas. Pero sí es necesario enseñarles a ser cordiales con todas las personas, decir por favor, gracias y mostrarles con ejemplos reales como los adultos también compartimos. En estos casos podríamos sugerir “chócala”, en lugar dar forzar a dar un abrazo.

Aprender a convivir con otros es una habilidad que solo se desarrolla al interactuar con los demás, por eso está en nuestras manos mostrarles a los niños que mis limites llegan hasta donde empiezan los del otro.